Ayer vi «Bad Lieutenant: Port of call – New Orleans» (éste post es largo, ojo)

Éste no es el primer «Bad Lieutenant». El primero es del año 92, está dirigido por Abel Ferrara, protagonizado por Harvey Keitel y es un excelente filme. Pero voy a hablar primero sobre éste.
«Bad lieutenant» 2009 lo dirige Werner Herzog, lo escribe William K. Finkelstein (los otros créditos que aparecen en imdb corresponden al primer filme) y lo protagoniza Nicolas Cage, Eva Mendes y Val Kilmer. El relato está ambientado en Nueva Orleans y comienza durante las inundaciones causadas por el huracán Katrina: en la cárcel dos policías apuestan sobre la hora de la futura muerte de un prisionero, a quien la inundación tiene, encerrado en su celda, con el agua hasta el cuello. El desprecio que sienten los policías por el detenido es evidente, pero sin embargo uno de ellos se lanza al rescate: es el teniente Mc Donagh, el personaje interpretado por Cage. Debido al salto, el policía recibe tres cosas: una medalla, una dolorosa lesión permanente y una receta médica para tomar Vicodín por el resto de su vida. Enumerando, durante el filme lo vemos tomar cada droga disponible: crack, heroína, cocaína y mariguana. Su jefe lo pone a cargo de una investigación por el asesinato de cinco africanos, crimen en el que está involucrado el mayor traficante de la zona. Su novia es una prostituta de lujo (Mendes), con quien comparte drogas habitualmente. Es aficionado a realizar «mexicanas» (quitada de droga) a parejas jóvenes a la salida de clubes nocturnos. Debe muchísimo dinero en apuestas deportivas. El director de este filme tiene una trayectoria llena de excelentes títulos, míticos incluso.
El «Bad Lieutenant» original es poliadicto también, debe una cantidad enorme en apuestas deportivas, usa su cargo para aprovecharse de jovencitas a la salida de clubes nocturnos, tiene orgías con prostitutas y es asignado a un caso de violación, donde la víctima es una monja. El director de este filme tiene también una larga colección de excelentes trabajos.
Como puede ver el lector, las similitudes entre ambos filmes son enormes. Tanto así que podríamos estar frente a un remake, pero no exactamente. Para empezar, está la diferencia en los títulos: «Port of call New Orleans» sugiere una segunda parte, más que una rehechura. El título compuesto trata tanto de unirse al título original (en su primera parte) como de situarlo en un escenario diferente (en su segunda parte), como hacen las continuaciones. «Die Hard with a vengeance» es ejemplo de ésto.
También están los diferentes conflictos de los protagonistas. El policía de Keitel cuestiona su vida hedonista cuando la monja, cuya terrible violación él investiga, le dice «ya los perdoné», «pero ¿tienes derecho a hacerlo?», contesta el teniente y su vida se derrumba.
¿Porqué pasa esto? El teniente de Keitel (que no tiene nombre) vive entre alcohol, drogas y prostitutas desde el principio del relato, que son, definámoslo así, objetos de placer físico. Pero cuando se entrega completamente al placer le pasa esto.

No parece disfrutarlo precisamente ¿Por qué llora el teniente? En la siguiente escena lo explica claramente:

Sus excesos son signos de corrupción, y él lo sabe. El teniente de Keitel libera eventualmente al criminal que persigue y le regala el dinero que saldaría su propia deuda, sacrificandose en la búsqueda del perdón. De cierta forma, la culpa del teniente inunda cada minuto del metraje.

El teniente de Cage, en cambio, pasa gran parte del relato tratando de salirse con la suya. El origen de sus adicciones está bien explicado, y sus preferencias como consumidor también: no parece muy amigo de la borrachera, sólo de las drogas, cuyo consumo es mostrado voluptuosamente. Se relaciona con prostitutas, sí, pero de un modo diferente: tiene una relación monógama con una. No parece arrepentirse de nada. Su gran problema es mantener todos sus platos en el aire y girando. Su crisis es el cansancio que ésto le provoca.
El teniente de Cage parece habitar también un espacio diferente. Si el personaje del filme de Ferrara alucina una vez, devorado por su arrepentimiento, el personaje del filme de Herzog alucina varias veces: ve iguanas donde nadie las ve y ve el alma de un mafioso asesinado, en una escena simplemente espectacular.

Sin embargo, ésta visión y la visión de los reptiles es fundamentalmente diferente: los animales aparecen en momentos clave del relato, independientes del consumo de drogas. Hay una serpiente cuando el teniente se lastima su espalda, hay un pez en la escena del crimen de los africanos, hay iguanas cuando el teniente planea su alianza con la mafia, hay cocodrilos cuando el teniente le es infiel a su novia, y hay múltiples peces al final, cuando el teniente reflexiona sobre su propia vida. El rol que juegan estos animales es similar, creo, al de los animales de poder que planteaba Castaneda: guían al sujeto en su viaje espiritual, cuando corre el riesgo de perderse.

El referente no es tan lejano, primero por las drogas y después por el modo en que se desarrolla la moral del teniente de Cage: miente, provoca asesinatos, roba y traiciona, pero cumple con la misión que su trabajo implica. Como acento a ésto está el personaje de Kilmer, quien es sólo un policía corrupto. Más que mal, el teniente de Cage recibe dos medallas a lo largo del relato. En comparación, el teniente de Keitel se mantiene en el cuerpo policial de milagro.

En comparación, nuevamente, con el filme de Ferrara (la fuerza animal de la culpa, la tragedia inmensa), me pareció que este «Bad Lieutenant» es más complejo, divertido, más sutil y más peligroso. Este teniente tiene éxito.

Roberto Suarez Perez